Este jueves (16.apr.2020), el Secretario Especial de Medios de la Presidencia de la República utilizó su cuenta de Twitter para atacar, insultar y tratar de destruir la reputación de un periodista. El director de Secom, Fabio Wajngarten, dijo que el reportero y columnista de la revista Época, Guilherme Amado, es racista.
Wajngarten escribió: «El supuesto periodista Guilherme Amado invierte una vez más contra mí y mi familia. Racista, ya me ha ofendido por ser judío. Mentiroso, luego publica notas que intentan denigrar a mí y a la imagen del gobierno bolchevique. Es sólo un profesional mediocre».
En otro post, también del 16.04.2020, el director de Secom afirma que la revista Época produce «chismes y noticias falsas» y que profesionales como Amado entrarán en «la basura de la historia».
Amado es columnista de la revista Época y de la radio CBN. Ha cubierto la política y el crimen organizado en diferentes campos desde 2009. En 2014, recibió los premios Esso y Tim Lopes por su informe «Los Embajadores de Narcosur». Fue becario de periodismo John S. Knight en la Universidad de Stanford en los Estados Unidos, es vicepresidente de Abraji y es miembro del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).
El columnista editó y publicó un informe firmado por un periodista de su equipo, revelando que la esposa del secretario, Sophie Wajngarten, viajó con dinero público el día del cumpleaños de su marido para supuestamente celebrar una reunión de trabajo. La Casa Civil negó la existencia de reuniones en ese momento, contradiciendo la justificación de los gastos de viaje.
Fabio Wajngarten insinúa que Amado discrimina a los judíos por una nota publicada por el columnista en 2019 en la que llamaba la atención sobre un post del jefe de Secom. En ella, Wajngarten, que es judío, dijo que fue bautizado en Israel por un pastor evangélico. El periodista no hizo ningún juicio de valor sobre la religión judía o el cristianismo evangélico.
El periodismo desempeña la función de vigilar el poder y denunciar las irregularidades. Se espera que los políticos y las instituciones desafíen la información exacta y documentada, pero calumniar a quienes señalan contradicciones es una falta de respeto a la prensa. Es lamentable observar que en los últimos 15 meses el gobierno de Bolsonaro ha promovido repetidamente ataques e intentos de intimidar al periodismo.